26 feb 2012

Sólo nos queda lo Privado.


Regulares tardes. Como Mario está abrazado a la máquina de escribir de sus padres, llorando cual magdalena en La Casa de la Pradera, lo mejor que puedo hacer es dedicarle esta entrada. Podrá parecer que no es apropiado llorar por la pérdida de un medio de comunicación, que siempre hay más. Lo malo es que en este caso no, no hay más.
Si se perdiera ABC, sus lectores se pasarían a La Razón, La Gaceta y El Mundo sin notar la diferencia, sólo cambian los nombres de quienes profieren los insultos y, en menor medida, el grado de adulación a Rajoy. El País no se perderá jamás, pues España siempre, en su interior, ha sido de izquierdas, pero de esa izquierda moderada, la que llaman socialdemocracia, con un abuelo que sufrió en la posguerra, a la que no le importa abstenerse o votar al PP y que piensa que los sindicatos, más que aburguesados, lo que están son pasados de moda. Siempre habrá millonarios dispuestos a mantener a un periódico con gran fama en todo el mundo y con buenos sudokus que los funcionarios progresistas de España resuelven durante el desayuno.
Mientras tanto, Vocento saca nuevos periódicos por cada barrio que se financian en parte gracias a los anuncios de contactos, que se sitúan unas páginas después de las feroces críticas al preservativo. ¿Poca decencia? No se preocupen por sus almas, siempre tienen en la redacción a un sacerdote, para confesarse de manera express.
Además de la pluralidad, también se ha perdido el periódico de tirada nacional con mayor calidad artística, basta echarle un vistazo a las viñetas Pepe Medina, de las pocas, junto con las de El Roto, que te hacen pensar más allá del gag inmediato para darte cuenta de ello. Las ilustraciones de la sección Dominio Público o la columna de Berto Romero indican una apuesta clara por la ilustración como parte de la información. Es como introducir la política en las camisetas del Pull & Bear con dibujos extraños, un completo éxito.
Claro que tuvieron fallos. No debe ser fácil obtener publicidad de los bancos cuando sigues fielmente las manifestaciones del 15M sin tergiversarlas, cuando ofreces íntegramente el diario en Internet como forma de difundir la información de manera gratuita.
Mario Goti no cumplirá su sueño de tener su columna en Público (The gathering clouds la había titulado), pero, sin que sirva de precedente, tengo la certeza de que un nuevo periódico de izquierdas aparecerá para quedarse.
Ana Ramos

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