Regulares tardes. Como Mario está
abrazado a la máquina de escribir de sus padres, llorando cual
magdalena en La Casa de la Pradera, lo mejor que puedo hacer es
dedicarle esta entrada. Podrá parecer que no es apropiado llorar por
la pérdida de un medio de comunicación, que siempre hay más. Lo
malo es que en este caso no, no hay más.
Si se perdiera ABC, sus lectores se
pasarían a La Razón, La Gaceta y El Mundo sin notar la diferencia,
sólo cambian los nombres de quienes profieren los insultos y, en
menor medida, el grado de adulación a Rajoy. El País no se perderá
jamás, pues España siempre, en su interior, ha sido de izquierdas,
pero de esa izquierda moderada, la que llaman socialdemocracia, con
un abuelo que sufrió en la posguerra, a la que no le importa
abstenerse o votar al PP y que piensa que los sindicatos, más que
aburguesados, lo que están son pasados de moda. Siempre habrá
millonarios dispuestos a mantener a un periódico con gran fama en
todo el mundo y con buenos sudokus que los funcionarios progresistas
de España resuelven durante el desayuno.
Mientras tanto, Vocento saca nuevos
periódicos por cada barrio que se financian en parte gracias a los
anuncios de contactos, que se sitúan unas páginas después de las
feroces críticas al preservativo. ¿Poca decencia? No se preocupen
por sus almas, siempre tienen en la redacción a un sacerdote, para
confesarse de manera express.
Además de la pluralidad, también se
ha perdido el periódico de tirada nacional con mayor calidad
artística, basta echarle un vistazo a las viñetas Pepe Medina, de
las pocas, junto con las de El Roto, que te hacen pensar más allá
del gag inmediato para darte cuenta de ello. Las ilustraciones de la
sección Dominio Público o
la columna de Berto Romero indican una apuesta clara por la
ilustración como parte de la información. Es como introducir la
política en las camisetas del Pull & Bear con dibujos extraños,
un completo éxito.
Claro
que tuvieron fallos. No debe ser fácil obtener publicidad de los
bancos cuando sigues fielmente las manifestaciones del 15M sin
tergiversarlas, cuando ofreces íntegramente el diario en Internet
como forma de difundir la información de manera gratuita.
Mario
Goti no cumplirá su sueño de tener su columna en Público (The
gathering clouds la había
titulado), pero, sin que sirva de precedente, tengo la certeza de que
un nuevo periódico de izquierdas aparecerá para quedarse.
Ana
Ramos
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