28 feb 2012

¡Me pongo de pie! ¡Me vuelvo a sentar!


Cuando leáis TRES, gritad lo que os pida vuestro corazoncito en este día tan especial. UNO...DOS...TR¡Viva Andalucía! Miles de banderas nigerianas cuelgan de los balcones con flores, y millones de montaditos a precio simbólico se venden desde la sierra de Aracena al cabo de Gata en beneficio de asociaciones, mientras la gente de bien comemos en los buenos restaurantes y por ser del Sevilla en nuestro Land Rover sólo está la bandera rojigualda con el toro de Osborne, nada de blanquiverde, que eso es de muertos de hambre.
Viva Andalucía, pero que viva libre. Libre de terratenientes que sólo tienen tierras y oprimen al pueblo. Libre de terratenientes aristócratas, que según nos cuentan no poseen capital ¿qué clase de pijo es ése? La tierra es para quien puede pagarla. Encima dicen que los andaluces no queremos prosperar, cuando hay algunos como los de mi familia que no dudamos en pagar una miseria a los jornaleros con tal de que coma más nuestro caballo. También estaría bien que fuera libre de impuestos, la verdad es que nos gustaría contratar a más gente y difundir nuestra obra social. Porque sin impuestos, no existiría el PER y contrataríamos a muchos más jornaleros por lo que cobran ahora del subsidio agrario, generosos que somos.
Y una vez que estuviera libre, ya podríamos agitar la bandera, blanca como la paz que significaría la ansiada victoria del campesino y el reparto de tierras, blanca como la cocaína ligada al asunto de los EREs; y verde como el olivo, o como el color de la absurda esperanza que depositaremos en las urnas para que hagan un recuento, la lleven a un juzgado y la destruyan. Pero Andalucía también se colorea con el negro, de la piel del jornalero, y de la del señorito que veranea en Benalmádena y se tuesta en sus paseos a caballo y sesiones de rayos UVA; con el rojo de las narices de payaso de los “rojos socialistas” apoltronados en la Junta y muchos ayuntamientos; con el azul del océano del que viven nuestros pescadores y el azul del que se apoltronará en la Junta; con el amarillo del sol, la arena de la playa, y del terreno donde se levanta el hotel El Algarrobico; con el morado de los penitentes el Viernes Santo [---Introduzca aquí tres golpes en el pecho---] y el morado que cogemos los pocos afortunados que no trabajamos en festivos.
Y si no les parece suficiente para saber que ésta es la nación dentro de España que más palos ha recibido desde que llegaron los fenicios, sólo tienen que fijarse en que estamos tan amansados que aún los seguimos recibiendo de manera gratuita, sin rebelarnos más allá que una condena en el Parlamento de Andalucía y miles de letras de Carnaval. Ellos nos facilitaron las máquinas, y nosotros pusimos la mano de obra, parece mentira que nos peleemos porque ninguno quiera hablar castellano, en lugar de convertirnos en federaciones hermanas.
Así pues, que disfruten lo que queda de Andalucía, antes de que se convierta en Miarmalandia, algo que sucederá el 25 de marzo, cuando el himno pase a ser La Macarena, la bandera pase a ser el pendón de la madre de Arenas la cofradía de Triana y el padre de la nación Andaluza no sea Blas Infante y su mártir Caparrós aquel 4 de diciembre, sino José María Del Nido y Sergio Ramos.

José Sánchez-Werssminer Pérez

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