Aunque parezca que me lo estoy
inventando, he encontrado un puesto de trabajo. Además, relacionado
con lo que estoy estudiando y no demasiado mal remunerado. Una pera
en almíbar vaya.
Sorprendentemente la multinacional
sueca más conocida ha decidido crear una filial para la provincia
gaditana y que distribuya sus productos con un toque gadita, una
mijilla de arte caletero. No me refiero a que ABBA vaya a sacar una
comparsa, ni a que vayan a mezclar los versos de Alberti en la
trilogía Millenium, sino a que IKEA ha creado la genial marca:
IKEA'SE KILLO. Genial porque me han contratado para hacer los planos
que van en las instrucciones de montaje...
Cuando llegué el primer día pude
comprobar como en el logo de la marca habían puesto en un lateral el
escudo del Cádiz, que hace juego con los colores de la creadora del
sillón STCHOGÖERNM y tiene la misma ergonomía que tal mueble.
Quien me hacía la entrevista de
trabajo era un señor sueco de Chiclana, con pinta de típico sueco
de Chiclana, y me dio un plato de albóndigas suecas con salsa
castellana recalentadas en un microondas. A partir de eso y siete
lápices de esos chiquititos tuve que construir un somier plegable.
Pan comido. Ah, también tenía pan, que usé a modo de colchón. Me
escogieron en cuanto se percataron de mi facilidad con los idiomas y
en apretar teclas al azar para poner nombres que suenen a frío y a
muy lejos, pero a la vez, con ciertas reminiscencias a la provincia
gaditana. Fruto de esta habilidad innata surgió la mesa camilla
GRȦSSHÄLEHM.
Me hicieron firmar un contrato de
confidencialidad, pero como este blog no lo van a visitar mis jefes,
puedo contaros en exclusiva que no hay flechas, sino que en la puerta
hay una placa falsa del INEM, así que todo el gaditano que entre ya
sabe que tiene que guardar la cola e ir bien encaminadito viendo las
habitaciones con sus sillones, cortinas y cajoneras, sin empujar y
rellenando los formularios precisos para la compra. Así, como si
tuvieras que solicitar un puesto de trabajo.
Para comer, hay también comida barata
como el choco báltico en amarillo o el surtidito de pescado en
salazón.
En definitiva, no se extrañen si
dentro de unos meses también se encuentran con una filial de Pepsi
de Huelva, o un Apple Trianero... mejor me callo, no hay hardware que
soportara tantos aires de superioridad en un mismo cacharro.
Santiago Ñ. Ñíguez
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