Por fin este año se va a acabar el
mundo. Una lástima. No sé que hemos hecho, pero realmente nos hemos
encargado de cargárnoslo entre todos. Muchos pensarán que si ya no
tiene remedio pues nada, al menos intentemos disfrutar de lo que nos
queda de medio ambiente, pero no nos queda ni ese medio. Todos
sabemos que lo del cambio climático no es más que una paparruchada
con la que el sociata de Al Gore quiso sacarse unos cuartos. Así que
como nos quedaremos sin recursos, tendremos que cambiar drásticamente
de sistema de producción, reducir el consumo y demás consejos que
los mayas practicaban sin saber que sería la solución a los
problemas que anunciaron.
Sin restarle importancia a la ecología,
la humanidad se acabará antes de que eso ocurra. El ser humano es
incapaz de producir en un año lo que va a cenar en nochevieja,
llevando así a la especie a la lucha por la supervivencia en un
escenario cada vez más desolador. Y el que no tenga acciones de
Telefónica que cambiar por jamón serrano, que se apañe con una
piedra remojada en el río. Está bien que algunos pasen hambre para
que otros podamos extender nuestra semilla, siempre habrá gomina
para nuestros descendientes.
Que en el 2012 se acabe el mundo nos
hace pensar en los proyectos para el futuro que hicimos de manera
precipitada. Como las olimpiadas en Madrid, que ya no se van a poder
realizar ni aunque el alcalde consorte de Madrid utilizara su
influencia en la política mundial y su dominio de idiomas. Teófila
Martínez sí que mostrará a todo el mundo (iberoamericano) la labor
realizada durante estos 40 años en la capital gaditana.
Imagínense la cara del fabricante de
conservas orgulloso de que sus sardinas en escabeche aguantarán sin
ningún problema a 2015. Casi na. Pues ala, se las tendrá que comer
en breve si no quiere desperdiciarlas. O podría mandarlas en un
cohete junto con otros objetos cotidianos en la vida diaria, como un
periódico del ABC (para ver que el periodismo está mu mal en
España), un formulario estándar para que los extraterrestres
conozcan esa maravilla que es la burocracia, y un CD de Pablo
Alborán, elegido Mejor Disco en Español del 2011, porque el pop
aflamencao es lo que triunfa.
¿Que la profecía es un rollo y que no
va a pasar nada? Repasen la última frase del párrafo anterior y
piensen realmente si no les gustaría que los mayas acertaran.
José Mª Sánchez-Werssminer Pérez
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